sábado, 31 de enero de 2015

Placer!!!

Tenemos la gran suerte de estar diseñados para sentir el máximo placer, de forma natural, al saciar nuestras necesidades fisiológicas. Por tanto, puedes ser el más guapo, el más listo, el más rico o el más feo, gordo, tonto, y antipático, pero nada puede superar a pegarse un inflón de comer ante un bajón de azucar, o atiborrarse de beber agua hasta "embucharse" ante una sed "sarracena", o copular ante un ataque hormonal desenfrenado, o ir al WC cuando estas a punto de estallar, o tumbarte en una cama ante un cansancio maratoniano. Nada, repito nada, supera esas magníficas y cuasi-gratuitas sensaciones. Es en ese momento en el que debes acordarte de lo que te estoy contando y, mientras terminas esa botella de divino líquido hidratante o cuando el mismo termina su ciclo en el inodoro, ser consciente de lo que es el cúlmen, éxtasis y clímax momentaneo de la felicidad que tu cerebro te ha regalado por cuidar bien del cárnico recipiente que la vida te ha dado, porque no te va a dar otro.

Repito, señores, eso está al alcance de todos. Así que esas tardes en las que llegas sudado, cansado, hambriento y repleto de toxinas, y comes, bebes, pasas por el trono real, te duchas y te tumbas en la cama, esas tardes son en las que piensas, a priori, que no puede caber más placer, y si encima lo piensas y te regocijas, hasta puedes llegar a sentirte orgulloso.
Benditos placeres mundanos, los mejores, aunque sea por su simpleza y extrema facilidad. Os deseo que este nuevo ciclo este lleno de mundanos y sencillos momentos, tales como miccionar al límite de lo humano y que se te aflojen las piernas y se te entornen los ojos, pensando: "Dios mío, he tenido eyaculaciones cientos de veces peores que esto".


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