martes, 1 de julio de 2014

Nuestros peores enemigos.

Muchas veces nos delatamos a nosotros mismos. Somos el peor de nuestros enemigos, sin duda. Me explico, voy a poner un ejemplo bastante gráfico. 

Imaginad que os encontráis en vuestro bastión. Enormes muros, formidables defensas. Vosotros lo habéis construido. Conocéis hasta el último de los detalles del mismo y, por ello, sabéis que tiene ciertos puntos débiles, como todo. Todas las fortalezas tienen puntos débiles. Sabéis, puesto que lo habéis construido y lleváis años en él, qué muro es más débil o, en caso de asedio, dónde debéis prestar más atención. Pero ojo, puede, es más, casi seguro, que aquél que os sitie, nada sepa al respecto. Probablemente si os ve inseguros empiece a sospechar. Qué motivo impulsa al castellano de tan formidable bastión a mostrarse inseguro, tras esos largos muros. Escasez de alimentos, debilidad estructural? No lo sé, pero algo tiene que ser, seguro. En ese momento es cuando el enemigo va a indagar y, probablemente, gracias a nuestra insostenible falta de seguridad, acabe descubriendo el punto débil.

Un ejemplo más simple sería el de ir vestido de punta en blanco y saberse manchado en algún lugar del traje. Probablemente sea imperceptible para nadie, menos para tí. Lo miras y lo miras y el lamparón 
cada vez se vuelve mayor, más grande. Enorme, inmenso. Ahora hasta brilla, acojonante. Eso puede llegar a mermar la seguridad en nosotros mismos cuando, realmente, somos los únicos que conocemos la existencia del mismo. Solo nos afecta a nosotros y, por culpa de algo que nadie ve, algo únicamente "susceptible de ser visto", mostramos la inseguridad derivada de la certeza de que todos están al tanto del mismo. Eso, no se si os pasa a todos, pero a mí hay veces que me pasa. Es una debilidad demasiado flagrante. Demasiado estúpida. Una carga de la que nadie excepto el que la sufre tiene culpa. Esto es aplicable a muchos aspectos de la vida, en mi opinión.




En fin no se, me jode conocer las estupideces que cometo o que se me pasan por la cabeza, criticarlas, pero no ser capaz de superarlas tanto como me gustaría. Menuda gilipollez. En fin, podría estar escribiendo un buen rato sobre eso peeero paso, demasiada información para demasiada gente. Al fin y al cabo, esto es totalmente público. Voy a tener que empezar a restringir mis fugas de pensamientos, que lo sepáis.